La liberación somatoemocional
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Liberación SomatoEmocional° En la liberación de los Nudos de Energía y de la memoria de los tejidos, el terapeuta tiene un problema específico en la mente que se presenta normalmente como una queja del paciente. Entonces, utilizan las técnicas de evaluación tales como la evaluación del sistema sacrocraneal y el "arqueo" total del cuerpo, el terapeuta localiza los Nudos de Energía y hace uso de la postura del cuerpo y de las indicaciones del ritmo sacrocraneal para liberar el Nudo de Energía. El objetivo está bastante claro durante la sesión de tratamiento.
han permanecido bajo la superficie de su conocimiento durante años. Una vez que estas experiencias reprimidas afloran a la superficie, los problemas pueden ser tratados y resueltos. Cuando el problema permanece reprimido, puede provocar perturbaciones, pero no se sabe cual es la causa de dicha perturbación, ni siquiera el paciente conoce las razones de sus síntomas. Como un ejemplo del poder del proceso de la Liberación SomatoEmocional, describiré una situación que aconteció hace más de 10 años. Era un suceso muy improbable ya que el paciente era un psiquiatra. El se presentó voluntario ante una audiencia de más de 200 terapeutas. Yo iba a demostrar la técnica utilizada para introducir el proceso de Liberación SomatoEmocional, y necesitaba un paciente. Comencé manteniéndome cerca de la mesa de tratamiento sobre un escenario frente a un gran auditorio. Yo simplemente coloqué mis manos sobre sus caderas mientras me arrodillaba delante de él. Esta es una de las técnicas que utilizamos para comenzar el proceso. Casi inmediatamente el comenzó a balancearse hacia su lado derecho. Yo le ayudé a tenderse sobre el suelo utilizando mi cuerpo para soportarle. El comenzó a gritar y a maldecir con una fuerte voz. Para mantener funcionando el proceso, yo simplemente mantenía contacto con su mano y muñeca izquierdas. El continuó esta representación "reprendedora" durante unos 25 minutos. Su cuerpo se ponía rígido y se relajaba como un pez fuera del agua. No intentó liberar su muñeca ni su mano izquierda que yo tenía agarradas. Según continuaba el proceso, su voz subió de tono y sus gritos y maldiciones se fueron haciendo más infantiles. Finalmente comenzó a llorar como un niño mientras adoptaba una postura tranquila de descanso sobre el suelo. Sus rodillas estaban flexionadas sobre el pecho. Continué sosteniendo su mano y muñeca izquierdas. Después de que hubiera llorado de esta manera infantil durante alrededor de cinco minutos, su cuerpo se relajó de repente. El volvió de nuevo al lugar y al momento en los que nos encontrábamos. Vio a su alrededor a todos sus amigos y socios que habían sido testigos de esta demostración. Parecía algo avergonzado. Aquí y ahora, el voluntario para la demostración podía entender cómo su padre podía haber estado inmerso en una conversación intensa y quizás muy importante. También podía entender que su padre quería completar la conversación. El bebé competía por su atención cada vez más fuertemente. Finalmente su padre perdió la paciencia, cogió a su hijo por la muñeca izquierda y le expresó su amenaza de romperle el brazo si no se estaba quieto. Puesto en contexto, la amenaza de su padre de romperle el brazo si no se callaba no parecía tan mala. Este paciente sabía que su padre no había abusado nunca de él ni física ni emocionalmente, de forma que el psiquiatra era más proclive a aceptar la idea de que su padre simplemente perdió la paciencia en aquél momento. Ciertamente, los actos y palabras de su padre fueron indudablemente crueles para un niño de un año, pero su padre no era perfecto, ni era excesivamente violento. Era solo un ser humano. El psiquiatra pudo aceptar que ahora sabía lo que había pasado. Recibí una carta de agradecimiento de este hombre tres meses después en la que afirmaba que sus sentimientos hacia su padre habían cambiado a mejor de manera significativa. Otra ilustración del poder del proceso de Liberación SomatoEmocional se produjo en 1979 en París. Yo estaba dando una conferencia a un auditorio lleno de terapeutas franceses escépticos y más bien poco amigables. Había unos 300 asistentes. Se me pidió que demostrara cómo trabaja el proceso de Liberación SomatoEmocional en la práctica después de haber hablado sobre ello durante un rato. Yo finalmente accedí, aunque en contra de mi propia voluntad. Inmediatamente, un hombre de mediana edad bastante musculoso v masculino se acercó hasta el frente del auditorio. Era obvio que yo iba a demostrarlo sobre él. Mi intérprete, que era también mi amigo, me advirtió que este hombre era el líder más vociferante del grupo más escéptico de la audiencia, que decía que esto era todo una "bazofia". Me encontré en una difícil situación. Yo estaba discutiendo conceptos que son más bien intangibles. Yo tenía una audiencia que se estaba quejando de lo que estaba tratando de presentar. Y ahora tenía que demostrar la aplicación práctica de la Liberación SomatoEmocional sobre un enorme macho que refunfuñaba que él me mostraría que no pasaría nada con él. Yo no tenía mesa de tratamiento ya que no tenía intención de demostrar nada. Esto iba a ser una exposición didáctica matinal. El llegó al frente de la sala. Nosotros dijimos "bon jour" lo que era cerca del cincuenta por ciento de mi conocimiento de la lengua francesa. El me miró desafiante, retándome con sus ojos a ser tan presuntuoso como para soñar que este proceso de liberación SomatoEmocional pudiera afectarle de cualquier manera. Yo coloqué mis manos en el frente de sus huesos pélvicos. (Para los anatomistas, sujeté sus crestas ilíacas y las espinas ilíacas superior anterior). Caí sobre una rodilla mientras ojeaba la uniformidad de su pelvis. Dije una pequeña oración rogando por el éxito. Silenciosamente afirmé mi fe en el proceso de la liberación SomatoEmocional. Puse energía en él. Era esa clase de energía que se ofrece para cualquier uso que el paciente estime conveniente en el momento. Después de alrededor de 15 minutos de lastimosos sollozos y llantos sobre el suelo, él paró bruscamente. Su cuerpo se relajó. El reconoció mi presencia y comenzó a hablar en francés al intérprete. El punto esencial de lo que decía era que se había dado cuenta de que se sentía abandonado por su madre cuando era un niño. El tenía un hermano mayor que se hirió en un accidente de bicicleta. Ella de pronto había desviado la atención que le prestaba a él hacia su hermano, que se había quedado impedido. El podía perdonarlo ahora que lo entendía. Ahora podía dejar de sentir lástima de sí mismo. Yo nunca volví a ver a ese hombre, pero sospecho que era mucho menos machista después de esta experiencia de Liberación SomatoEmocional. Probablemente su personalidad excesivamente machista era una sobrecompensación por el sentimiento de abandono y falta de cariño de su niñez. Debe ser difícil de comprender para un niño si repentinamente el cariño y la atención que se está acostumbrado a recibir se reducen significativamente. El niño necesitaría protegerse a sí mismo de posteriores daños. Muchos de nosotros nos autoprotegemos volviéndonos duros. Esta demostración afirmó aún más mi fe en el proceso de la Liberación SomatoEmocional. Sabía que alguien por encima estaba cuidando de mi. Desde esta presentación particular, mi aceptación y recepción como profesor y conferenciante en Francia ha sido mucho más cálida y amigable. Este francés machista era muy influyente en la comunidad fisioterapeuta francesa. ¿Qué es lo que hizo que estos dos prominentes profesionales de la salud cayeran en un profundo proceso terapéutico con el riesgo de vergüenza personal y delante de cientos de sus colegas?. No lo sé. Puedo decir que ha pasado una y otra vez. Yo realizo tres o cuatro demostraciones durante cada seminario de liberación SomatoEmocional que imparto. Hay entre 40 y 50 estudiantes en cada seminario, y he estado impartiendo unos 10 seminarios por año durante al menos cinco años, y unos cinco anuales los cinco años anteriores. Se puede calcular que he impartido unos 75 seminarios con al menos tres demostraciones cada uno de ellos. Es muy conservador estimar 225 demostraciones delante de clases de 40 ó 50 estudiantes. Después ha habido al menos otras 50 demostraciones en conferencias con audiencias mucho más numerosas, muchas de ellas en países extranjeros. Quizás sorprenda, pero no puedo citar ninguna demostración en la que no haya ocurrido algo. Sólo puedo citar algunas que dejaron algo que desear. Recuerdo cuando ni yo ni el paciente de la demostración comenzamos a no tener ni idea de lo que podía pasar. Yo creo ciertamente en el proceso de liberación SomatoEmocional y tengo buenas razones para hacerlo. Pienso que lo que pasa es que todos vivimos con una especie de "censor" dentro de nosotros que de forma paternal mantiene ciertos recuerdos y experiencias fuera de nuestra consciencia. La intención de este censor es buena. El cree que nos protege. Sin embargo hay un coste permanente por mantener estos recuerdos y experiencias en el subconsciente. Este coste puede manifestarse como dolor, incapacidad, infelicidad, mal genio constante, irritabilidad, carencia de autoestima y los similares. El "censor" considera que merece la pena el coste de mantener estos recuerdos y experiencias enterrados. Hay otra parte de nosotros que llamaremos tentativamente "experto de eficiencia". El experto de eficiencia sueña con lo que sería la vida si todos estos recuerdos censurados pudieran salir a la superficie, se trataran y se resolvieran. La liberación SomatoEmocional hace que el cuerpo quede listo para que ayude al experto de eficiencia. Cuando nosotros los terapeutas nos alineamos nosotros mismos con el experto de eficiencia (que quiere librar al paciente de los problemas que están ocultos por debajo del nivel consciente y/ o almacenados en tejidos y Nudos de Energía como recuerdos y emociones), el censor se relaja, y se obtiene un efecto de tratamiento positivo. Yo supongo que podríamos decir que nuestra presencia y energía ayudan a la parte del paciente que quiere resolver totalmente los problemas en vez de taparlos día tras día. He descrito dos clases de sensacionales experiencias de liberación SomatoEmocional. Me gustaría describir ahora como este proceso trabaja sobre la base del día a día, con cada uno de los pacientes que vienen a la clínica. Recuerdo a una mujer joven que me fue enviada por un psiquiatra eminente porque él no podía encontrar ninguna ayuda para ella. Era una profesional del tenis con un buen ranking que padecía "codo de tenista". Ella había salido de los torneos porque el codo continuaba perturbando su capacidad para jugar. El doctor que la enviaba había utilizado todos los modos de tratamiento que pensaba sin resultados satisfactorios. Obtuvo algún alivio, pero no el suficiente como para permitirle volver al deporte que ella "amaba". (Puede ser que así fuera, como ahora veremos). El segundo día le pedí que permaneciera de espaldas de forma que pudiera medir a longitud de sus piernas. Ella accedió después de explicarle que yo tenía que trabajar con las bases además de con el codo. Esta afirmación por mi parte permitió relajar sus defensas ("censor"). Estoy seguro que su "experto de eficiencia" también sabía que podía haber una oportunidad para aflorar un problema suprimido, expresarlo y quizás resolverlo. Yo siempre trato de hacer saber al experto de eficiencia que soy un amigo por la forma de tocar al paciente y por mi comportamiento e intenciones no verbales. Según coloqué mis manos sobre la parte posterior de su pelvis y la parte baja de su espalda, pude sentir el comienzo de su inclinación hacia adelante. Yo estaba sólo tocando, no empujando. Pude percibir sus defensas naturales luchando contra una caída de frente. Entonces le pedí que se doblara hacia adelante, lo que ella hizo. A su cuerpo parecía gustarle esa postura. Después le pedí que colocara sus manos sobre el suelo de forma que ella estuviera "a cuatro patas" sobre sus pies y sus manos al tiempo. A su cuerpo le gustaba también esa idea. Cuando le pedí que se apoyara sobre sus manos y sus rodillas, su sistema sacrocraneal dejó de latir. Permaneció inmóvil mientras ella estaba sobre sus manos y sus rodillas. Tuve un sentimiento intuitivo muy fuerte para colocar mi mano derecha sobre el hueso de la parte derecha de su pelvis. (Es el hueso sobre el que nos sentamos, llamado isquión). Tan pronto como toqué este hueso, ella comenzó a llorar y a sollozar. Después se tendió boca abajo sobre el suelo. Mantuve mi contacto con su isquión derecho. Ella lloró y lloró un largo rato, quince o veinte minutos. Finalmente su cuerpo se relajó , y su sistema sacrocraneal volvió a comenzar su actividad rítmica. Ella me sonrió a través de su mirada llorosa tumbada según examinaba su espalda y me preguntó si podía levantarse. La historia era esta. Unos tres años antes de que el codo de tenista la retirara del juego, ella había estado compitiendo en un torneo nacional. Ella había ganado su juego ese día pero no había jugado suficientemente bien como para agradar a su entrenador. Hubo una discusión entre ella y su entrenador fuera de la pista de tenis, por la noche cuando nadie estaba presente. El le estuvo gritando y reprendiendo muy severamente. Ella recordaba (o creía recordar) y realmente oía sus palabras exactas. Ella se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta de salida. El fue tras ella y la empujó en la espalda tan fuerte que ella cayó sobre sus manos y sus rodillas. Después él le dio una patada tan fuerte en su nalga derecha que le produjo una fractura de su isquión derecho. Esta fractura fue interpretada por el doctor como una fractura de tensión. Ella estuvo alrededor de un año fuera de competición y de sus entrenamientos. Bajo las presiones de su entrenador, volvió a un programa de entrenamiento intensivo y a competir en los torneos principales, ella comenzó a padecer codo de tenista, lo que simplemente fue a peor progresivamente. Hasta este día, ella creía honestamente que el codo de tenista era un problema válido y distinto. Ahora sabía que el codo de tenista había aparecido para evitar su vuelta a la competición de alto nivel. Ella no quería encontrarse a sí misma de nuevo en una situación parecida - una situación que produjo un enfado tal a su entrenador que le chilló, reprendió, derribó y pateó. No podía soportar aquello una vez más. El entrenador era su padre, que estaba tratando de vivir una segunda vida a través de ella porque él nunca fue un campeón. Su suerte y su frustración se debían a ella. Desde ahora, ella viviría su propia vida. En menos de una hora, utilizando el proceso de Liberación SomatoEmocional, se dio cuenta de todo aquello. Abandonó el tenis. Descubrió que realmente no le gustaba mucho. Era su padre quien estaba obsesionado con ser un campeón, no ella. Durante las siguientes dos sesiones liberamos muchas memorias de los tejidos y Nudos de Energía relacionados con todo aquello. ' )lamos mucho acerca de vivir por sí misma y declararse independiente de su I)adre. También hablamos de sus problemas, y a ella le apareció un sentimiento de empatía y compasión hacia él. Los sentimientos de Kind hacia su padre comenzaron a reemplazar al enfado y resentimiento que afloró durante nuestro trabajo. En resumen, fue una excelente experiencia terapéutica y de autorrealización para ella y para mí. Su "experto de eficiencia" debe haber sido extraordinariamente feliz ya que este acontecimiento se completó en cuatro sesiones de 45 minutos cada una. Otro suceso extraordinario de Liberación SomatoEmocional acaeció en la forma de una joven había estado involucrada en un grave accidente de tráfico. No estaba realmente incapacitada, pero había sufrido dolores constantes durante los ocho meses que siguieron al accidente. Se había fracturado tres costillas, había sufrido un desnucamiento, y se había roto la pelvis. Todas las fracturas se habían curado, pero ella continuaba con fuertes dolores de cabeza casi diariamente que sólo se aliviaban con algunos tragos matinales. Los dolores de cabeza se producían durante el día al hacer las tareas de la casa. Le dolía el cuello constantemente, así como la parte baja de la espalda, por debajo de la caja torácica. Fue su hermano mayor quien conducía cuando ocurrió el accidente. Como ella no estaba casada y no había estado nunca embarazada, ella no ocultaba el hecho de que le gustaría tener un amante a todas horas. Ella casi parecía alardear de ello. Vi a esta joven algunas veces y me empeñé en hallar alguna razón estructural en sus huesos, músculos y ligamentos que explicara la severidad del dolor constante y de los dolores de cabeza intermitentes y diarios. Encontré algunas cosas que corregimos, y sintió algún alivio, pero no mucho. Eliminé las restricciones en su sistema sacrocraneal. Esto contribuyó a un gran alivio de su dolor de cuello y el dolor de cabeza mejoró, pero el tenaz dolor de la espalda continuaba. La coloqué en posición sentada en varias ocasiones y traté sin éxito de inducir un proceso de liberación SomatoEmocional. Ella simplemente se sentaba rígida y hablaba de lo fuerte que era el dolor. Yo me repetía semana tras semana (la veía una vez semanalmente) mi fe en el proceso. He aprendido desde entonces que en un caso como éste es más eficaz ver al paciente varios días seguidos. Parece que un aumento en la frecuencia de las sesiones de tratamiento inhibe la reorganización de las defensas. De cualquier modo, durante nuestra décima sesión la tuve sentada sobre la mesa de tratamiento dándome la espalda. Mantuve una mano sobre la zona de dolor de su espalda y la otra sobre su cabeza. Yo estaba probando cuidadosamente los tenues movimientos de su espina , y al mismo tiempo, suplicando para que irrumpiera en el proceso de Liberación SomatoEmocional. Mis deseos fueron concedidos. De repente, ella comenzó a empujar muy fuerte con su espalda contra mi mano. La forma en la que respondemos a esta clase de presión de un paciente es presionando en contra con la misma intensidad. Así lo hice. Cuanto más empujaba ella, más resistencia oponía yo, de forma que ella no pudiera caer de espaldas. |
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